Tengo el tiempo entre los dientes para ti...

Hoy es un plomizo atardecer de hace unos años,
columpiado en el estanque que lamió tu piel desnuda;
hoy languidece el trazo de tu ser en los peldaños
que abandonaste atada a un verso de Neruda.
Cruje raído el corazón de esa casa que olvidaste,
reposa la inocencia transparente en los baúles,
sombrío yace un espejo en busca del contraste
de tus ojos, que aquella tarde ocre eran azules.
Hoy tus manos descarrilan por la desahuciada escena
de una maqueta impasible de la vida que resbala,
hoy la pleamar ansiosa embate contra la galena
espuma donde aún late tu olor en esa cala.
Hoy tus lágrimas barnizan una bruma de añoranza,
densa como el crepúsculo de enigmas que te toma…
fragilidad de lluvia y de penachos de esperanza
ondulan en un cielo estival que se desploma.
Hoy atraviesa el alma esa tizona llameante
que quebranta la sombra irreal de tanto daño
hoy tu voz es una gata quejumbrosa e itinerante
que habita la tiniebla voraz del desengaño.
La túnica nocturna de la brisa ya te ha envuelto,
el tenue resplandor de las estrellas se ha extinguido,
y en el flujo aturquesado de la noche huye disuelto
el beso que en un soplo fugaz diste al olvido.
Sólo queda la muda ingravidez del mundo al verte;
ayer sabe a romero entre tus muslos salpicado,
y aquel plomizo atardecer no quiere devolverte
todo lo que su gélido zarpazo te ha quitado.

[H&C]

Después de pasar la noche teorizando acerca del amor, tu cuarto se enciende ahora sin mí.

Quise decirte... como te he dicho otras veces... que pase lo que pase... estoy aquí

Cada dos minutos, una eternidad.

Lo siento, me tengo que ir...

Otra vez el tiempo te ha traído

al cerco de mis sueños funerales...