jueves, 22 de diciembre de 2011

Cuando son los nuestros se nos nubla la visión...



Mi gran amigo
(Hay personas que se alejan cerca y personas que se acercan lejos)

Te llamaré por teléfono un día que no va a llegar.

Sé que tengo que hacerlo,
te debo una cerveza
cargada de palabras hasta arriba
y una mesa puesta en mis adentros
que algo han cambiado desde que estás fuera.

Y tú me debes
un par de pensamientos
y un olvido
que espero que no vuelva a repetirse,
aunque nos pasa a todos
con tantas novedades,
los hachazos del tiempo en las agendas,
tu personalidad crisálida
brotando entre cabezas.

Nunca había pensado
que tuvieses algo
que ver con tantas tonterías
tiradas por la calle
y que nuestras conversaciones
tuviesen tantos usos
y tantas semillas
nuestras decepciones.

He hablado de ti con todos
mis compañeros nuevos,
todos saben quién eres,
incluso a veces
te llaman por tu nombre.

Les he contado lo de los embarcaderos,
lo de la bolsa de maría que se abrió en el viaje
derramando tus sueños aprendices,
lo del día que corrimos por dos calles
huyendo de los pandilleros
y prometimos que jamás
volverían a ser calles distintas.

Y me guardo tantos consejos reprimidos,
la ingenua rebeldía
al sol depredador del instituto
y las chicas,
las primeras chicas,
las de la sonrisa y el sí titubeante,
las que te dije que llevaban un rato ya mirándonos,
las de las mentiras,
las de los piques.
“Que no te digo el nombre,
que no, no te lo digo”
“No saldrá de aquí si tú no quieres”

Y no ha salido hoy aunque ya no te importe.
Tus secretos son monedas en mi fondo
que adornan el pozo de mis ineptitudes.

Y quiero verte hoy para lucirlos,
porque la última vez
dejamos mil historias
con varios desenlaces en el aire
y aparcamos asuntos importantes
que igual ya ni nos importan.

“¿Hablamos, qué pasa?”
Pasamos de hablar,
hablamos de pasada.
Nos posponemos,
nos eternizamos,
nos rememoramos,
nos recomponemos.

Y marco tu número,
uno de los más antiguos de mi agenda
y escucho un par de tonos
y las huellas
desatan en mis pasos regresos que no llegan
porque al final siempre surge algo
y a ti se te embelesa el presente
y a mí me ponen ciénagas y exámenes.

Y son muchos días,
pero muchas cosas,
y tenemos la cabeza en otro sitio
porque hemos reubicado nuestros sueños
y las nostalgias son incompatibles
y “nos conocemos”
y “cómo has cambiado”.

“Que sí, si yo también…
no pasa nada,
que tú y yo siempre
nos hemos entendido.
Otra vez séra
¿Todo bien?
No importa”

Y en verdad no importa.

Porque nuestra presencia se debe a los momentos
y los lugares son intercambiables,
porque no hace falta constancia
en brazos permanentes,
porque por eso quedas,
y por eso huyes
y puedes seguir siendo
ese cariñoso fantasma
que me recuerda los viejos tiempos,
cuando no era tan fácil separarnos
ni dábamos valor a los esfuerzos
que supone conocer en la distancia.

[H&C]

Les dijo también una parábola: "Nadie rompe un vestido nuevo para echar un remiendo a uno viejo; de otro modo, desgarraría el nuevo, y al viejo no le iría el remiendo del nuevo."

San Lucas 5:36

sábado, 3 de diciembre de 2011

I'm a lot like you.. I need someone to love me the whole way through


Perdóname si te alabo
e inconscientemente te aconsejo
en mi contra.

Será que te quiero demasiado,
que se me ilumina la cara
y no soy misterioso.

Compréndeme..
cuando toso hacia otro lado
rehuyendo el ejercicio
de mantenerte la mirada.

No me aguanto las lágrimas..
no soy ningún chico malo.
Tengo dudas, miro al cielo
digo mentiras cuando me avergüenzo.

No tengo músculos,
más bien poco cerebro,
un puñado de tierra,
un manojo de sueños.

Mi hombro es
irónicamente hostil
Mi oído se mantiene perfecto.

Sólo quiero ser feliz
aprender a sonreír porque sí
dejar de pensarte tanto.

(S)