miércoles, 23 de septiembre de 2015




Me señalaste
el cielo del atardecer
interrogante.

Fuimos buenos amigos.
No es culpa de nadie.

Quizá un día
nos crucemos por la calle
y decidas no verme.

Y decida no verte.

Porque siempre 
se nos ha dado bien
ser solitarios y cobardes.

Aún así,
no será culpa de nadie.

Como máximo
del tiempo
que es insensible
y aplastante.

Vámonos
que nos hacemos viejos
y se nos hace de noche.

(S)