domingo, 27 de mayo de 2012

La generación del orgullo del mediocre...






Grito mudo

Al digno pero conformista Movimiento 15-M

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria, 
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la PALABRA.

Blas de Otero

(No el silencio)






Ellos no os escuchan porque gritáis en silencio.

Procesionáis como cofrades tímidos
las calles con pancartas ingeniosas,
con un itinerario conocido,
os pasáis el megáfono cuando enronquecéis
y llegado el momento,
una vez que os aburrís os vais de tapas.

Pataleáis para que otros os saquen del lío
en el que como españoles nos hemos metido.




Sois una sociedad que gime y escupe mientras es violada,
que se desgarra en protestas
pero se abandona en manos de su agresor
sabiendo que no va a cesar porque le gusta hacerlo,
porque vuestro hundimiento es su beneficio.

Habéis consentido que os violen y os cobren por violaros.




Aceptasteis la hipnosis de la democracia
que consistía en meter un papelito
en una urna cada cuatro años y ya estaba
(qué forma tan descansada de ser un ciudadano).
En los libros de Anaya y Santillana,
en los pupitres rayados del colegio os enseñaron
que todo era respetable en este nuevo mundo,
que había que dialogar y resolver las diferencias pacíficamente,
que la globalización era la panacea
(expolio sin resistencia: el sueño dorado del capitalismo)
Crecisteis en la docilidad del estómago lleno,
os acostumbrasteis a que otros
(que creíais más preparados sin estarlo)
decidiesen por vosotros lo que erais,
no ya usuarios, sino clientes;
no ya trabajadores, sino mano de obra;
no ya manifestantes, sino terroristas.
Os adiestraron para callar vuestros errores,
para ser fichas de dominó civiles y entregadas,
los sims de un juego oscuro de inversores,
la base de una pirámide que cada vez más tiembla.
Os convencieron para firmar,
para hipotecaros en el más bankia sentido
de la palabra (la PALABRA),
os dejasteis arrastrar y os arrastrasteis
a ir cantando a los leones muy cristianamente,
a vivir fácil a cambio
de vuestra vida difícil pero digna.




Os han inoculado la tolerancia como un bálsamo ciego contra la [injusticia.

Y ahora debéis respetar a quienes no respetan
vuestros más básicos derechos
(igualdad, educación,
asistencia sanitaria,
disidencia);
debéis dialogar pacíficamente
con quien no va a dialogar porque ni tan siquiera escucha
ni le importa lo que tengáis que decir
ni lo que pueda pasaros si nadie lo dice;
debéis tolerar la indiscreta ruina
en la que habéis consentido convertiros.




Cuidado con lo que decís de los burgueses,
porque recién acabáis de romper el carnet
y aún no lo habéis tirado.
Vosotros también habéis pedido
vino que sabe a arándanos
con un regusto amargo mielináceo
envejecido en barrica de caoba
al dulce aroma del fraude fiscal.
Vosotros también habéis clamado al cielo
si descendían a vuestro equipo de fútbol por deber al fisco,
le habéis dicho al mecánico que no queréis factura,
habéis ido a poner ladrillos en vuestros Mercedes,
habéis llamado tontos a los que aún tenían
el iriartesco hobby
tan pasado de moda de estudiar.

Vosotros también habéis sido los cabrones
que viven mejor y no quieren dar nada.




Pisasteis sobre un suelo que es de todos
y sólo visteis infinito donde edificar viviendas
donde cavar tumbas.
Es preferible asesinar a un niño en su cuna
que alimentar una burbuja que no va a llegar al crecimiento
 y sí a la deuda,
pocas cosas peores hay que desposeer al futuro
de lo que aún no tiene.




El estado del bienestar os ha contaminado
con el más poderoso de los malestares:
la presumida indiferencia.

La indiferencia es miedo
a poner el pie en el borde de la raya
que va estrechando nuestra libertad
como una cerca hace al ganado inquieto.

Nunca llaméis revolución al miedo.
Es el más conformista de los sentimientos,
porque es el que encuentra alivio en la quietud.

El miedo es esa pasarela temblorosa que hay que cruzar para llegar a ti.






Aunque esta vez ni la Justicia esté de vuestro lado
(hace tiempo que España se toma la justicia por su larga mano),
aunque sepáis que los que no son mejores que vosotros
volarán más alto y con alas más ligeras
ya que otros les ahorraron el esfuerzo de pensar;
aunque la Policía olvide que su sustento son los ciudadanos y no
los corruptos que los azuzan como a esbirros viles
con derecho a darle otro nombre a la violencia;
aunque la mentira sea ya una resignada tradición
hasta el punto de ser casi verdad, porque la verdad es costumbre.
Lo más grave:
hemos transformado la mentira en verdad a fuerza de creérnosla.
Aunque sólo podáis votar
y vayan al limbo un tercio de los votos,
aunque tengáis que oír cosas como
“no va a servir de nada”
de boca de quienes nada hacen,
de quienes para nada sirven.

Lo que no sirve para nada es la democracia
sin voluntad ciudadana.





Ni un paso más, hermano
que no pueda el ayer o sus delirios
embalsarnos al cieno del presente.




Soy de los vuestros
y sé lo que pretendéis: marear la perdiz,
agitar la piñata, rebañar el tarro,
pintaros en un slogan prerrevolucionario
con tinta invisible;
callaros con la ausencia que anticipa al ruido
porque en la oscuridad la luz es más visible
y en el silencio resuenan más los gritos.

Vosotros ponéis el silencio
para que griten los que tengan huevos.

Miguel Pérez Martín.



SIÉNTETE ENGAÑADO,
SIÉNTETE MANIPULADO,
SIENTE CÓMO HEMOS PERDIDO
TODO POR LO QUE LUCHARON




domingo, 20 de mayo de 2012

Soy la posibilidad, el después...






¿Qué es infinito
y a la vez se va agotando?


¿Qué mengua con la luna
y crece en el silencio?


¿Qué endurece mis huesos
y me embadurna los sesos
con todos los besos 
que se me escaparon?


¿Qué moldea mis vértices
y me hace manso?


¿Qué está en el arte y en el agua?
¿Qué está en la lluvia y los recuerdos?


¿Quién inventó la memoria?
¿Quién inventó los deseos?


El tiempo… el tiempo.

(S)