lunes, 29 de julio de 2013

Seguirás igual de sucio aunque te laves.



No importa la hora
sólo que está oscuro.

Nacho está tocando
la guitarra.

Yo miro
por la ventana abierta
del verano.

Disfruto de los sonidos
y sus secuaces.

Una familia de gitanos
es feliz con nada.

Suena absurdo
pero no importa.
Suena algo de Nirvana.

Los niños se persiguen,
juegan,
aprenden familia.

Se esconden de la vida
y sus tacones.

Se vuelven feroces y distantes.

Pienso
ya que es mi forma
de diseccionar el tiempo.

Los coches
dan absurdas vueltas,
les pitan intransigentes.

En el fondo
nunca han tenido chances.

Miro hacia otro lado.

Casi siempre
me levanto con ojeras.

Con las gafas
todavía puestas
y un libro al lado
con las páginas dobladas.

Refunfuñando
porque hoy
tampoco

se ha acabado el mundo.

(S)