domingo, 9 de octubre de 2011

Nunca sabrás donde me meto... a embestir cual jabalí...





Casas que buscan techos en las ruinas,
espejos que se olvidan de sí mismos,
conciencias desgarradas con anginas,
perplejos alquilando catecismos.

Limosnas de perpetuos onanismos,
compotas de paciencia y aspirinas,
cadáveres con frac en las esquinas,
futuros destronados por abismos.

Tú y yo saliendo de la facultad,
escayolando nuestra libertad
con este poco de pasión que queda.

Avanzo y pienso en ellos y me siento
acariciando en cada movimiento
la panza del león que los depreda.

[H&C]


1 comentario:

Juan Ojeda dijo...

Nuestros pasos sobre la vereda son caricias en el vientre de una bestia predadora,

ahora entiendo lo que miran esos cadáveres con frac, esperando en las esquinas...

Me gustó el poema, el final es realmente estremecedor.
Un abrazo desde el frutillar.