martes, 7 de agosto de 2012

Arbeit macht nicht frei



Llueve.
Llueve y gritan muchos.

Todavía gritan
después de tanto tiempo.

Gritan en silencio.
Muy serios.
Algunos desafiantes.

Son conscientes
de que su trabajo
en el matadero
complace y libera
a sus captores.

-Arbeit macht frei.-
Reza la puerta al frío.

Ese tono rojizo brillante
en la nieve,
en el aire,
refleja bien vuestra condena.
Os consideran animales
No entienden
lo que están haciendo.

-Halt!- 
En la alambrada de espinas y rayos.

A las mujeres 
les cortan el pelo,
les dicen que trabajen,
que sus maridos siguen vivos.

Llueve.
Llueve y se deshace la nieve.

Se hace un claro
y almas de humo 
lo van rellenando
hasta volver
a la oscuridad
más absoluta.

Los demás
los vivos
o casi muertos
permanecen hacinados
calentándose
huyendo del insomnio
y las enfermedades
con sus hermanos
muertos al lado.

Pasan hambre.
Se roban entre ellos.
Se crean bandos.

Todos saben lo que ocurre.
Todos quieren estar ciegos.
-A mi mujer la han cambiado
a otro campo, mi padre era cojo
y los doctores lo curaron.-

Recitan plegarias a escondidas
a un Dios que dejó de escucharles
cuando les dio por muertos.

Muy pocos lo han visto con sus ojos
y los que lo han hecho
no durarán mucho
recogiendo y quemando cuerpos.

Tres millones de cadáveres
pueden dar mucho miedo.
Pero no me malinterpretéis 
yo os entiendo..
acorralados,
cansados,
os dieron esperanzas
se aseguraron de no
enseñaros las matanzas
y de mantener vuestros
estómagos vacíos.

¡Animaos!
-le digo a vuestros retratos
ahora que ha pasado todo-
¡cinco años son un soplo!
-para mi que no paso frío-
Se que vuestros meses
son mis siglos
aunque ahora seáis eternos.
Desafiantes y serios recordatorios
de un pueblo casi vencido.

(S)

Lo único que os pediría... es que ahora que podéis no hicieseis lo mismo.

Si los neonazis fuesen tan valientes se acercarían a Auschwitz a deleitarse con el civismo de sus "ex-camaradas".


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