Me señalaste
el cielo del atardecer
interrogante.
Fuimos buenos amigos.
No es culpa de nadie.
Quizá un día
nos crucemos por la calle
y decidas no verme.
Y decida no verte.
Porque siempre
se nos ha dado bien
ser solitarios y cobardes.
Aún así,
no será culpa de nadie.
Como máximo
del tiempo
que es insensible
y aplastante.
Vámonos
que nos hacemos viejos
que nos hacemos viejos
y se nos hace de noche.
(S)
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