domingo, 28 de junio de 2009

Desde que llegué


Tu mano sostiene el mismo objeto muchas veces.
La arena se desvela
con las huellas de tus pasos.
Tú tienes
una voz que te contiene y te despliega.
Conviertes todo lo que eres
en un desconocido,
un traje de arlequín deshilachado,
una danza alrededor de los albores,
con un sutil girar de tu muñeca.
Tus ojos
multiplican los rincones del camino.
Mi gris reflejo en ellos me retrata
como un oasis sin límites corpóreos,
en su fondo,
brillante una región del infinito.
A solas, un silencio engulle las paredes,
discurre una película de hojas
en una habitación que encierra el mundo.
Una luz cortante en las persianas
tirita en la belleza del paisaje.
La realidad habita fuera de nosotros,
como se queda un libro
abierto sobre la cama de cualquiera.
Tú, como los libros,
sacrificas tus páginas en blanco.
Surgir es ocupar el desamparo
que queda en las pisadas incompletas.
Generas
una ciudad azul bajo tus pasos
y tras ellos
te vuelves un refugio con olerte.
Del vacío
pueden surgir espejos que delatan.
Historias que persiguen su principio,
como una empuñadura inacabada,
laberintos de pentagramas luminosos,
un desierto sin fiebre ni relojes,
cestas,
rasgos
de una irreconocible fantasía.
No hay nada que desaprovechar en el silencio
ni lazos que te atrapen
en la espiral oscura de sus sótanos
sin antes haber visto una palabra.
Una palabra hace renacer el horizonte en las pupilas.
Una palabra nombra todo
lo que encierres en tu mano.
Tu mano
sostiene lo que encuentre
muchas veces:
lápices, caricias, borradores,
gestos, caminos que prolonguen tu silueta,
nubes, peces,
sonrisas como hebras de sonrisa.

[H&C ]

2 comentarios:

Punto cuadrado dijo...

Ya te he dicho lo que pienso de la poesía... el primer palo ^^

Chico no te preocupes, ya volverá la inspiración.
Cuídense

Dromo dijo...

Un gusto poder leerte
nuevamente,
algo nostalgico pero emotivo

saludos amigo

:)