Después de los cambios de iluminación hubo silencio. Se empezaron a sacar fotos en las que nadie sonreía… y poco a poco un dolor sordo ardió en tus diapositivas preferidas. Se portaron los autorretratos desde arriba… como si nadie les importase… como si todos esos momentos que habían atesorado no valiesen nada… y esos ojos de felicidad sincera ahora enmascarasen pánico… o algo oscuro de lo que no quiero acordarme. Hubo ojos de pez que lo miraban todo… desde una esquina en la oficina de tu padre (la imagen nunca había sido tan nítida)… Las cámaras prestadas nunca volvieron a tus manos… los paisajes fueron cada vez más grises… como si un filtro plateado revolotease enfrente de tus ojos. También hubo tiempo para llorar y otras cosas.. pero nada era tan importante… como revelar día tras día… los secretos del carrete que la vida nos iba dando…
El flash brillaba cada vez más cansado… y los paisajes eran sólo cuadraditos de un verde intenso.. y la luna un punto desenfocado… no había megapixeles.. ni trípodes con los que estancar el tiempo… sólo estabamos nosotros… con los sensores bien abiertos… recogiendo las gotas de guerra, agua, viento y miedo… que acuchilla con su paso el fuego.
(S)
1 comentario:
A mí me gusta mucho.
"Y un dolor sordo ardió en tus diapositivas preferidas"
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